Cómo enseñar a un cachorro a jugar sin que destroce la casa

Cómo enseñar a un cachorro a jugar sin que destroce la casa

Cuando el perro es aún cachorro es momento de enseñarle con qué debe jugar y con qué no, cómo debe hacerlo y qué esperamos de él. Además de evitar que destruya cosas en casa, asentaremos las bases de una adecuada educación canina.

 

Somos muchos los particulares que, tarde o temprano, incorporamos un cachorro a nuestra familia.

Desde el primer día, tratamos de enseñar a nuestro perrito ciertas normas de comportamiento para facilitar la convivencia pero, como todos sabemos, no suele ser tarea fácil; Calcetines desaparecidos, cables mordidos y nuestras manos con las marcas de sus dientes suelen ser algunos de los primeros vestigios del paso de nuestro pequeño terremoto. Pero, ¿Cómo le enseñamos a jugar de manera adecuada?

Antes de nada, debemos tener en cuenta que entra dentro de lo normal y natural que nuestro joven compañero haga algunas trastadas debido a su corta edad, como hacíamos nosotros de pequeños. No obstante, es importante marcar determinados límites y acostumbrarlo a cierto tipo de juegos para conseguir que sus travesuras sean cada vez menos frecuentes y no se conviertan en un hábito diario.

 

 

Cómo enseñar a un cachorro a jugar

1.- Limitar su interés por destruir

En primer lugar, es imprescindible poner limitaciones a su comportamiento dentro de casa. Se trata de una tarea relativamente sencilla de enseñar, pero requerirá cierta atención y perseverancia.

Es ahora cuando comenzaremos a enseñar la palabra “NO” en aquellos momentos en que nuestro perro coja algo con la boca o lo muerda, ya sea una prenda de ropa, nuestras manos o parte del mobiliario.

Seguidamente debemos presentar una consecuencia para él negativa, como puede ser una pequeña corrección en el hocico o un leve susto para que cese en su actividad. Una vez conseguimos que pare, devolveremos el objeto de su interés a su posición inicial, previa a la travesura.

Si comprobamos que nuestro cachorro lo ha entendido, podemos recompensar con algún premio, caricia o juguete. Si, por el contrario, vuelve a repetir la acción, responderemos de la misma forma en que lo hicimos previamente para que vuelva a dejar de morder.

 

 

2.- Ofrecerle juguetes adecuados para él

En segundo lugar, es fundamental que nuestro pequeño amigo disponga de algunos juguetes en casa con los que poder jugar.

Interactuaremos con él utilizándolos para que los muerda, los persiga, los coja con la boca e incluso los destroce.

Algunos ejemplos de juguetes apropiados para relacionarnos con nuestro perro son: la pelota y el mordedor.

En cuanto a la pelota, podemos tirársela y, cuando la traiga, le ofreceremos un premio comestible u otra pelota a cambio. De esta manera, nuestro compañero aprenderá a traerla y soltarla o intercambiarla porque comportará algo positivo para él.

En cuanto al mordedor, se trata de un juguete blandito y resistente para que juguemos al conocido “tira y afloja”. Cuando nuestro cachorro muerda, haremos algo de fuerza hacia el lado contrario, fingiendo que pugnamos por llevarnos el juguete con nosotros pero, por supuesto, es él quien debe ganar finalmente para llevárselo consigo.

 

 

Tanto pelota como mordedor aconsejamos que se utilicen en sesiones cortas de juego para que nuestro cachorro no se canse de ellos.

Por otra parte, es adecuado que tenga un par de juguetes siempre a su disposición con los que poder entretenerse él solo. Debemos tener en cuenta que su herramienta principal de juego es la boca y, por tanto, debe disfrutar de momentos de morder y romper, pero solo aquellos objetos que nosotros etiquetemos como “sus juguetes”.

 

3.- Jugar con nuestro cachorro sin utilizar juguetes

Además, también podemos jugar con él a pesar de que no tengamos muñecos o pelotas. Intentaremos que los juegos sean divertidos, de corta duración y productivos.

Uno de ellos, por ejemplo, puede consistir en un simple “pilla-pilla”, donde es nuestro perrete quien nos tendrá que perseguir a nosotros y nunca al revés, fomentando ya en nuestro compañero el instinto de seguirnos. Cuando nos alcance, premiaremos con caricias en el costado y reanudaremos la actividad. Debemos tener en cuenta que es importante parar cuando ya lo notemos cansado.

Para concluir, debemos resaltar la importancia que tiene el juego en la relación con nuestro perro, siendo no solamente una buena herramienta para premiarlo e interactuar con él, sino también una de las claves para asentar las bases de su educación canina.

 

 

¿Tienes en casa un cachorro travieso? ¿Te ha destrozado el mobiliario, tus zapatos o tus prendas de vestir? ¡Pon en marcha nuestros consejos y cuéntanos su evolución!

 

Ngorong Ngorong
Ngorong Ngorong

Escuela de adiestramiento y educación canina

Web: https://www.ngorong-ngorong.es/club/

 

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